El periodo de adaptación puede ser definido como “el periodo de tiempo en el cual el niño o la niña pasa de una unidad de convivencia más elemental, conocido, afectivo…, que es la familia, a otro ámbito más amplio, desconocido y nuevo, que es la escuela infantil o colegio” donde el principal objetivo sea la socialización, integración y adaptación de los niños y las niñas a ese medio, así como el desarrollo de su autonomía personal.
Es un proceso que permite superar la crisis de la separación de la figura de apego, la fase de oposición en la que se encuentran estos niños favorece el nivel de autoafirmación.
Las y los profesionales de Educación Infantil deben tener en cuenta que un objetivo de esta etapa es: observar, descubrir y explorar el entorno inmediato con una actitud de curiosidad, identificando las características y propiedades más significativas de los elementos y estableciendo relaciones entre ellos.
A partir de estos objetivos, las maestras y los maestros deben programar unas actividades previas y estructurar los espacios donde los niños y niñas logren esa integración, socialización y autonomía personal, de forma placentera, positiva y enriquecedora.
Otro elemento importante es la familia, la cual debe colaborar estrechamente con el centro escolar, mostrar su agrado, apoyar y dar seguridad a su hijo/a, manifestar satisfacción y favorecer la autonomía.
El período de adaptación debe ser programado, flexibilizando los grupos y tiempos en función de la jornada escolar y evaluando mediante un registro individual donde se refleje la evolución de los niños/as durante el período.